Hay grandes frases; esas con una tremenda carga de sentido común, y que muchas veces vemos reflejadas como comentarios con la foto de un personaje
célebre. Estas frases tienen todas dos puntos en común: que siempre deberíamos tenerlas presentes, y que, en general, casi nunca lo hacemos.
Una de esas frases es "no se puede enseñar al que no quiere aprender".
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En el área de formación para restauración y ocio es normal que
nos ocupemos de que los materiales sean claros y ordenados, gráficos, con el mayor componente visual e interactivo posible.
"Para tontos..." es una frase que se repite mucho, y no hay vez que no nos dé un escalofrío cuando la escuchamos. Pero es mucho más normal todavía
que nos pasemos por alto la mayor: ¿está el personal interesado, motivado en aprender? Esto, como el valor en la mili (yo soy de la época en que se
hacía el servicio militar), parece ser que se da por descontado...
Hay casos para todos los tipos. Evidentemente en esos pocos casos en los que la percepción de empleado y empleador sobre la observancia de ciertos
aspectos de la relación laboral como salarios mínimos, condiciones de trabajo, horarios laborales o respeto a las personas corre de modo disparejo, es
difícil que el empleado esté interesado en la formación, excepto en el caso en que esta le pueda ayudar a cambiar de trabajo.
Pero incluso en los entornos en los que el clima laboral es bueno, ello no implica que el empleado tenga interés en formarse, especialmente cuando
hablamos de formación cruzada: el aprendizaje de funciones de igual categoría, que posibilitarán al empleado realizar más funciones (y al empleador
asignárselas en caso necesario) pero sin un impacto apreciable en el salario o las condiciones de trabajo.
Antes de iniciar cualquier proceso de formación deberíamos
asegurarnos que el candidato quiere aprender. No se puede enseñar a quien no quiere aprender,
pero se puede ayudar y mucho a quien sí quiere aprender. La clave del éxito en la capacitación es que el aspirante busque aprender, no que el
formador busque enseñar. Si no conseguimos que el adquirir habilidades y conocimientos sea un aspecto valorado por nuestro equipo, tendremos
muy poco éxito en los Procesos de Formación.
Cuando el enfoque se pone en enseñar se buscan formadores excepcionales que "metan en la cabeza" de los aspirantes los conocimientos, se diseñan
materiales muy complejos (desde el punto de vista de la elaboración), con muchos colorines e imágenes, se diseñan cursos con muchísimas repeticiones
de los conceptos que alargan todos los procesos, que acaban aburriendo a formador y aprendiz, y finalmente se acaba asumiendo el dicho de que
"la letra con sangre entra".
Cuando se pone el enfoque en aprender se busca que sea el candidato el que quiera adquirir los conocimientos, por medio de un entorno favorable. Se
buscará un formador "más humano", un guía, y los materiales harán hincapié en la facilidad y el sincretismo. Cuando este entorno se consigue la
diferencia en resultados es totalmente abismal.
¿Y cómo se consigue que el empleado quiera aprender? Pues lo primero que hay que hacer es precisamente olvidarse de la formación. Ni el mejor
material del mundo conseguirá que aprenda quien no quiere aprender. Y pasar a centrarse en desarrollar un entorno de trabajo que favorezca el
desarrollo, personal y profesional. En Abc.Systems lo llamamos entorno de trabajo catalizador: un cambio provoca sucesivos cambios en cadena que
paulatinamente mejora el entorno laboral y los resultados financieros (que es al fin y al cabo para lo que se hace esto y se monta una empresa y
no una ONG).
Para crear este entorno de trabajo catalizador hay dos pivotes fundamentales:
- Un Liderazgo catalizador: que provoque cambios positivos en las personas y el entorno.
- Un conocimiento profundo de los mecanismos de la motivación, principalmente, así como otras áreas de las relaciones humanas como comunicación y
liderazgo.
Y estas áreas, como todo en la vida, se puede aprender, practicar y mejorar. Ahora la pregunta es: ¿estamos nosotros, como propietarios o gerentes de
un negocio, realmente motivados a aprender y hacerlo mejor? Y otra ¿Quién aprende más, el autodidacta que lo hace por afición, o el que está "obligado"
a ello?
Gracias por leernos y hasta el siguiente artículo.